Pinochet: Patria y democracia.
El país vivió entre 1976 y 1981 un grado de desarrollo económico hasta entonces desconocido. Después de la gravísima situación que nos legó la Unidad Popular, debimos enfrentar la llamada crisis del petróleo y nos vimos en la necesidad de aplicar una estrategia económica que costó sacrificios, pero que al fin dio sus frutos y nos hizo crecer a tasas que hasta entonces no conocíamos.
Ello generó legítimas expectativas y fomentó la iniciativa particular. La gran mayoría de las actividades económicas entraron a un periodo de auge que impulsó a muchos a contraer empréstitos y a hacer múltiples inversiones.
Prácticamente todos los países creyeron que se mantendría el flujo de capitales externos y los niveles de consumo de las grandes economías. Se pensó que se continuarían recibiendo créditos y que aumentaría la demanda alta de materias primas y demás productos de exportación.
En muchos casos no se evaluaron debidamente los proyectos de inversión, en otros se favorecieron empresas relacionadas o se sobre-valoraron las garantías. Normas claras en su espíritu, tanto legales como éticas, no se cumplieron en el buen sentido.
La recesión internacional encontró a nuestra economía en un alto nivel de endeudamiento y nos obligó a enfrentarla con una reducción drástica del gasto. El Gobierno optó por asegurar el control de la inflación y empeñarse en el auxilio directo a los más necesitados, paliando los efectos del desempleo. Ello importaba, por cierto, la reducción y la quiebra de aquellas empresas con exceso de deuda. Pero era necesario asumir una actitud realista.
El Gobierno ha llevado adelante una estrategia económica realista y pragmática. No ha ocultado la situación y ha escogido las opciones técnicas que la evidencia y la complejidad de los problemas han requerido.
Es comprensible que haya discrepancia sobre ello y que cueste aceptar algunas medidas que hieren intereses personales o que son duras para algunos, pero que son de beneficio para el interés general.
En todo caso, las dificultades transitorias que nos afligen no destruirán los CARACTERES PROPIOS DE LA ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO, LA ÚNICA QUE PERMITE UNA ACTIVIDAD CREADORA Y LIBRE DEL EMPRESARIO Y GENERAR LOS RECURSOS SUFICIENTES PARA DESARROLLAR Y HACER FRENTE A LA POBREZA.
(Entrevista al Diario "La Nación". Augusto Pinochet Ugarte.Santiago, 3 de enero de 1983.)
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