Junto a su deber de velar por el desarrollo económico y social del país, el Gobierno ha cumplido fielmente su compromiso de conducir a Chile por el camino institucional que fijó la Constitución Política de 1980.
Además de aquellas leyes orgánicas constitucionales ya vigentes o en trámite legislativo, el Consejo de Estado ha iniciado recientemente el estudio de las leyes de carácter político que exige la institucionalidad, a sin de lograr los instrumentos jurícos idóneos para el establecimiento de un sistema sólido y efectivo.
¡Chile requiere hoy de nuevos hábitos cívicos que, dejando de lado odios y pasiones, hagan posible un encuentro entre todos, a fin de construir juntos y en armonía el futuro de la Patria!
El plan político que he considerado oportuno aplicar, y cuya ejecución he encomendado al señor Ministro del Interior, constituye una acción concreta destinada a crear las bases de la convivencia armónica que todos anhelamos.
Por precisas instrucciones del Presidente que les habla, el señor Ministro del Interior ha iniciado contactos directos con variados sectores de opinión, a fin de definir posiciones y promover un entendimiento que favoresca la estabilidad y eficacia del sistema político previsto en la Constitución.
¡Jamás hemos negado a nuestros opositores el derecho aexpresar sus ideas, y menos hemos pretendido creer que todos nuestro compatriotas adhieren sin condiciones a nuestros postulados!
Pero hemos sido claros, al mismo tiempo, para exigir respeto a la autoridad legítima, respeto a nuestro derecho de cumplir los objetivos que nos propusieramos el 11 de septiembre de 1973, cuando asumimos el Gobierno como única forma de rescatar al país de la Tiranía, y respeto a la institucionalidad que nuestro pueblo se diera al aprobar la Constitución de 1980.
Como consecuencia de la decisión del Gobierno de proceder al estudio de las leyes de carácter político, el país ha sido testigo de ciertas actitudes que parecieran revivir viejas prácticas.
¡Una vez más debo señalar que el país requiere de hombres capaces de superar la demagogia, y de políticos con un auténtico afán de servicio, en los que prime el interés nacional por sobre las consignas y la razón por sobre los prejuicios!
La falta del más elemental realismo político, la utilización de premisas erróneas, la distorsión y la murmuración nada aportan a la comunidad y envilecen nuestra convivencia.
¡Mucho se habla, señores, de democracia! Pero son pocos los que se detienen en las responsabilidades que ella conlleva para no transformarse en una mera fórmula, que sólo permita hacer valer algunos planteamientos politiqueros.
La institucionalidad, consagrada en la Constitución que nos rige, contiene los mecanismos para evitar los vicios que afectaron gravemente la eficacia del anterior esquema político del país, pero es preciso también que quienes actúen en este ámbito tengan plena conciencia de su responsabilidad y adopten una actitud consecuente.
¡No es posible ignorarla institucionalidad que Chile se ha dado!
¡ Las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Orden asumieron para con la Patria un compromiso irrenunciable que sabrán cumplir con honor, cualquiera sea el sacrificio que ellos demande!
Ni la crítica maliciosa y artera, ni los intentos por dividirnos, ni las presiones, ni la violencia terrorista, impedirán la evolución progresiva del proceso institucional hacia la democracia plena.
Hemos sido testigos últimamente de llamados a protesta formulados por grupos opositores, que han hecho galade su escandalizada tetórica y de su conocida demagogia.
Calificando sus actos de pacíficos, han pretendido eludir la responsabilidad que les corresponde en la secuela de destrucción y muerte que ha sido consecuencia de los mismos.
El Gobierno ha reaccionado con realismo y decisión a fin de proteger a la comunidad y asegurar el normal desenvovimiento de las actividades nacionales, acción que los agentes de la violencia se han permitido, desvergonzada y cínicamente, calificar como causa de los actos violentistas producidos.
Por sobre los intentos de sectores ofuscados hasta la ceguera, la inmensa mayoría de los chilenos se esfuerza por superar las transitorias dificultades que vivimos, recurriendo al trabajo honesto, y promoviendo el clima de paz, y de orden que las Fuerzas Armadas se han empeñado en mantener en estos años.
Continúa
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